miércoles, 24 de septiembre de 2008

UNA MIRADA AL RACISMO


- Las relaciones humanas fueron siempre complejas, desde el alba de la civilización; allí, donde se estableció un clan, una tribu, una comunidad, entonces ya la fricción social y la ambición de todo lo apreciable para la vileza o la supervivencia: tierras, riquezas y poder, pretextaron las primeras batallas en las que se impondría el más fuerte; la razón y el entendimiento esperarían su turno a tiempos mas civilizados. Así dominantes y dominados marcharon por los tiempos constituyendo hasta el presente una dualidad inseparable en el curso del avance de la historia; así se escribió ella, y aún hasta hoy, así de paso, se fueron instalando en la conciencia de las sucesivas generaciones los orígenes de las conductas de prejuicios de superioridad, desprecio y dominio, entre ellos los de carácter determinado por la propia raza o grupo étnico.
- Ya los relatos bíblicos describían la convivencia con la servidumbre muy natural en el contexto de aquella sociedad; aunque el esplendor greco-romano prefirió como criterio de superioridad la alta cultura en vez de cualidades biológicas congénitas ante aquellos que denominaron bárbaros, en gran parte de las civilizaciones lo largo de la antigüedad, en oriente u occidente, incluyendo la misma África precolonial, se observaron comportamientos de discriminación de diversa índole, sobretodo basados en la dominación por la guerra, y hasta con ciertos márgenes de benevolencia, pero la fuerte conciencia de superioridad determinada por la raza o grupo étnico se afianza en la época moderna a partir de la colonización y esclavitud. Cuando las tierras allende del mediterráneo y atlántico se sometieron a la espada y pólvora del europeo moderno, ellos azuzados ó respaldados por intolerantes, divinizadas castas religiosas, monárquicas, y motivados con la mas perversa e inescrupulosa ambición, se lanzaron en hordas colonizadoras, lo que se entendía por exterminar en masa cualquier vestigio de estas civilizaciones, con fines evangélicos y sobretodo en la dominación del nativo por el conquistador en condiciones solo imaginadas por la crueldad mas siniestra. El espíritu que llevó a tierras lejanas a los grandes navegantes de los siglos XV y XVI fue la romántica aventura del encuentro con lo desconocido, pero detrás llegó el uniforme y la ambición mercantilista; en ellos se despertó el instinto límbico más recóndito y la miseria de sus generaciones precedentes y asesinaron por miles, saquearon hasta la embriaguez de sus barcos cargueros e iniciaron el ruin comercio de esclavos desde alrededor de 1562 hasta por casi 3 siglos; todo lo precedente en la historia de la humanidad en cuanto a crueldad y barbarie palidecieron ante el perverso talento europeo para el desprecio por la vida y escribieron apenas uno de los capítulos mas infames en el marco de esa conducta que hubo de llamarse racismo, la que germinó al amparo de sociedades protestantes y liberales y que signó tanáticamente las relaciones entre culturas y naciones.