miércoles, 26 de noviembre de 2008

EL ROSTRO DE DIOS (I) : LOS ECOS DE LA GRAN EXPLOSIÓN



- Hubo una vez un día antes del cual nadie puede especular coherentemente, aquel día, el universo nació desde una singularidad, concentrado en un germen muy denso, pequeño y caliente, en medio de la pequeñez más fría y tenebrosa imaginable, con una explosión silenciosa y opaca - aún no existían la luz, el sonido, ni siquiera quien las transmita - y así permanecería por mucho tiempo; el espacio-tiempo y materia-energía empezaron a tejerse desde esa explosión generalizada en todo el espacio en simultáneo y que la inundó de infinitas partículas elementales repeliéndose endemoniadamente entre sí, a la diezmilésima de segundo del estallido, la temperatura del todo era de cien mil millones de grados produciendo una agitación térmica paroxística, ante la cual ni la más ínfima molécula podía existir, les era imposible unir su elementalidad y formar átomos; partículas como electrones, fotones, positrones y neutrinos vagaban azarosamente cada uno por su lado chocando y chocando a altísima energía. Al expandirse la materia, aún cuando la temperatura bajaba miles de grados, abundantes electrones libres aún absorbían toda la radiación y fotones acaparando cualquier vestigio de luz y manteniendo la oscuridad.
- A los 300,000 años de la explosión, al bajar la temperatura a 3,000 grados K, también lo hace la agitación térmica, ese enfriamiento era la oportunidad que esperaban las partículas elementales para unirse, entonces protones y electrones se combinaron perdurablemente para formar los primeros átomos neutros y así nació el Hidrógeno, la materia permanecía en estado gaseoso y a alta densidad, pero con fluctuaciones en que algunas regiones por un tiempo podían tener mayor masa que el promedio y otras regiones menor masa que el promedio, ¿pero y los fotones?, escurridizos ellos no se agruparon con nada, quedaron libres para construir sus primeros destellos, los puntos calientes también emitían radiación con fotones en toda dirección permitiendo hipotéticamente ubicarlos como antorchas cósmicas, fue el día del ¡hágase la luz!, el medio aún muy denso no permitía a la prístina luz remontar el universo entre sus extremos - como pasa con los fotones nacidos en el corazón del sol, allí donde al ultradensidad no le permite escapar a la superficie solar hasta 1 millón de años después - mas, al expandirse el universo, el gas con su materia y luz, decrecía su densidad hasta permitir a los fotones moverse libres y llenar de transparencia el medio. Los fotones liberados tenían la valiosa propiedad de “ver” las fluctuaciones de la materia y presentar corrimientos en su frecuencia, ya materia y luz ambas en equilibrio térmico coexistían a la misma temperatura en lo vasto del horizonte, aunque las condiciones para la existencia de cuerpos estelares debieron esperar más.
- Aquel evento cósmico magnificente no podía, no debía pasar desapercibido para la posteridad y debía dejar un delator testigo, esos fotones de luz han viajado incansables por miles de millones de años en el horizonte sin rival ante su avance y nos permiten ver imágenes desde que el universo se hizo transparente a los 300,000 años, así como vemos los fotones de las estrellas más distantes que demoran 10,000 a 15,000 millones de años en llegar a los telescopios, con esa información se puede ver etapas tempranas del universo, lo anterior a ello sigue cayendo en la elucubración teórica filosófica sin rezago testimonial, entonces el “objeto” mas lejano probable de ver en la inmensidad espacial sería el resplandor, la radiación primordial y ultra energética consecuente de la gran explosión y precursora de la Radiación de fondo actual, que debería aún perdurar cuando el universo se hizo transparente, es la hoy llamada Radiación Cósmica de Fondo (RCF) ó Fondo de microondas, una reliquia esculpida como un baño de estática que llena el Universo, esta había sido predicha teóricamente en el modelo de la Gran Explosión, y su existencia prueba que el universo pasó por una etapa anterior caliente y dejó esta radiación como un "eco" del Big Bang.