sábado, 3 de octubre de 2009

ALBERT EINSTEIN (VI): EL HUMANISTA


- La figura de Albert Einstein, mas allá de sobresalir entre las luminarias científicas del siglo XX, no se excusó de hacer sentir su voz principista ante el mundo, el físico, dueño de una particular forma de observar los acontecimientos en medio de un sistema entonces a merced de la soberbia de la carrera por el dominio mundial y las suspicacias recíprocas de una guerra fría entre las potencias regentes, pudo permanecer lúcido en un tiempo de paranoia y liberal en medio del fanatismo cuando las pasiones nacionalistas e ideológicas imponían sus fundamentalismos entre gobernantes hasta ciudadanos promedio. Refrendado además de su prestigio académico, por su paradigmático desapego para con el hedonismo rutilante y el poder – eso que Goethe calificó como refugio de los mediocres – lo que se hizo evidente con su declinación al ofrecimiento de la presidencia del estado de Israel para suceder a Chaim Weizmann en su condición de judío. Una visión reflexiva de sus ideales humanistas se expone en su libro de 1931, Nein Weltbild (“Mi visión del Mundo”), además de apreciaciones sobre su vida y la sociedad con sus elementos motrices políticos, económicos, religiosos.
- Las raíces sensibles su faceta humanista cultivados desde la juventud con un carácter al margen de pasiones, pueden avizorarse desde sus años tempranos de raciocinio autónomo, en su periodo de descubrimiento de la gran tradición cultural mediterránea durante su estadía italiana y sus vivencias peligrosamente cercanas al nazismo, seguramente ellos contribuyeron a construir su esencia moral.
- Su obra, titánica en importancia, no lo circunscribió a una fría y desentendida observación del devenir de los tiempos en que vivía; genial y con la misma intuición física de Newton – pero con un carácter simpático – y visionario como Kepler, siempre supo mantenerse aterrizado, recibió en vida, al igual que Newton, todos los honores y el respeto excepcionalmente merecidos, pero no se negó a discrepar en los dramas que la sordidez humana creaba alrededor, lo que lo llevó además a trascender por fuera de los límites de su preeminencia científica.
Filosofía de vida:
- Dueño de una personalidad de sencillez reconocida, sin pretensiones mundanas y de fácil abordaje por estudiantes y hombres comunes, teniendo siempre la afabilidad a mano, su particular forma casi bucólica de mirar la vida y forma singular de pensamiento idealista caracterizaban una faceta inconfundible de su personalidad; pensaba que le parecía deshonesto ganar dinero enseñando física y era mejor para un físico ganarse el sustento con algún otro trabajo sencillo y honesto dejando la física para los ratos libres, alguna vez comentó que sería feliz trabajando de fontanero – lo que le valió una inmediata nominación como miembro honorario del sindicato del ramo – , o que el trabajo de farero era muy apetecible para un científico, por su sencillez, tranquilidad, ausencia de otras obligaciones, con una soledad que imaginaba en una vida ideal permitiéndole la contemplación necesaria para la investigación científica, sintetizaba así lo que más amaba alrededor de sus divagaciones, a la vez su pasión por la física lo hacía extrañarla estar inmerso en ese mundo cuando vivió fuera de los círculos científicos. Prefirió la trinchera solitaria, reconociendo su inaptitud para el trabajo en equipo o filiación a grupo sectario – con excepción de su sionismo que abrazó como principio –, aunque lo reconoció como un aislamiento amargo a veces pero saludable en el reconocimiento comprendido y de simpatía de otros hombres
- Por supuesto que Einstein como humano, conoció la esencia humana de la imperfección, separado de su familia al estallar la primera guerra mundial y luego desligado conyugalmente, cumplió con entregarle los 30,000 dólares del premio prometidos a su esposa Mileva para la manutención de sus hijos, pero mientras vivió con ellos no dedicó el tiempo necesario a la crianza de sus hijos Liesserl y Hans Albert, de ellos Liesserl al igual que su madre fue afectado por una esquizofrenia incapacitante. Tal vez las abstracciones apasionadas de un genio en medio de la búsqueda del conocimiento por sí mismo son incompatible con la entrega afectiva de la vida más íntima misma.
Einstein y el Judaísmo:
- Creció en un hogar si bien teniendo presente la conciencia de pertenecer a la minoría judía pero sin observar una formación religiosa profunda, después sintió en carne propia la discriminación racial antisemita en su propia tierra desde los años 20 lo que lo lleva a tomar parte del ideal sionista. Einstein no esquivó asumir su papel como judío comprometido, aunque como era de esperar, hasta su postura singular de un relativismo cultural – luego su Teoría inició una corriente relativista en el campo social – que no cerraba la puerta a buscar un entendimiento con el pueblo árabe, le supuso no siempre buena acogida entre todos los grupos sionistas donde no faltan tampoco las tendencias radicales.
- Manifestaba que su afán de buscar el conocimiento de propia mano, su amor por la justicia casi fanático y el deseo de independencia personal eran rasgos esenciales de la tradición judía, que agradecía a su estirpe; en la década del 20 recorrió los EEUU junto Chaim Waizmann para recaudar fondos destinados a la causa del nacionalismo judío y apoyó al sionismo cuando se supo de la desesperada situación de los judíos Europeos a finales de los 30.
- El punto culminante de este romance con el sionismo se declara cuando en 1948 en el marco de los primeros pasos de la creación del nuevo estado de Israel, Einstein recibe el ofrecimiento para acceder a la presidencia de Israel, y suceder al primer presidente y prócer de ese país Chaim Waizmann, pero lo rechaza cortésmente con una emotiva nota:
“Me sentí profundamente conmovido por el ofrecimiento de nuestro Estado de Israel, mas también me sentí afligido y consternado, porque me es imposible aceptarlo. Toda mi vida me he enfrentado con el mundo de los objetos y carezco de la capacidad natural y de la experiencia necesaria para oponerme a los seres humanos ni desempeñar funciones oficiales. Por estas razones no me siento apto para cumplir con los requisitos de esta gran labor, aun en el caso de que mi avanzada edad no limitase en muy alto grado mis fuerzas”.
“Esta situación es, en verdad, muy aflictiva para mí, puesto que mi relación con el pueblo judío se ha convertido en el más fuerte de mis lazos humanos desde que adquirí pleno conocimiento de nuestra precaria posición entre las naciones. Después que en estos días hemos perdido al hombre que en circunstancias trágicas y adversas llevó sobre sus espaldas, y por espacio de muchos años, el peso de la dirección de nuestra lucha por la independencia en el exterior, deseo con todo mi corazón que se pueda encontrar a un hombre que por la obra de su vida y por su personalidad pueda animarse a asumir esta tarea tan riesgosa y llena de responsabilidades.
Albert Einstein
Princeton, Nueva Jersey, 18 de noviembre de 1952”.
- No deja de ser seductor el llamado a especular el rumbo que habría tomado la situación en tan inflamable región del mundo de haber contado con su presencia.
La Primera Guerra Mundial:
- Luego de los artículos de 1905 y mientras elaboraba los primeros esbozos de su Relatividad General, Einstein ya tenía un respeto ganado entre la comunidad científica; en 1913 poco antes de la primera guerra mundial el Kaiser alemán Wildhelm encargó a Max Planck reclutar a los mejores científicos para crear un prestigioso y nuevo “Institute Kaiser Wilhelm” de Berlín y Planck recomendó reclutar a Einstein en una plaza de profesor cuya presencia daría realce a este instituto, para ese fin entonces Planck y Walter Nernst un famoso químico alemán, buscaron en Julio de 1913 en Zurich al rebelde físico para convencerlo de volver a Alemania, el contenido de la oferta incluía una cátedra en la Universidad de Berlín, membresía en la Academia prusiana, asistencia en sus investigaciones y no dictar clase, pero sobretodo estar en la alta sociedad de la física, era una oferta en sumo tentadora para dejarla pasar, entonces su deseo de trabajar en el centro de física teórica de mas prestigio en su época fue momentáneamente más fuerte que su aversión hacia el régimen militarista alemán y acepta regresar a Berlín a incorporarse al instituto Wilhelm el cual dirigía Fritz Haber uno de los grandes químicos de inicios del siglo XX, director organizador del Departamento de Guerra química alemán e inventor de un proceso para lograr un fertilizante artificial que ayudó en mucho a la agricultura – por lo cual recibió el premio Nobel de Química de 1918 – , tenido en categoría de héroe en Alemania, y que además alojó a la familia de Einstein eventualmente a su llegada a Berlín. Cuando en 1914 Einstein regresa a Alemania es testigo vivencial del ímpetu de la efervescencia nacionalista alemana que envolvía todos los aspectos de la vida del país y de todas sus tropelías entre las cuales el clima adverso a los descendientes de judíos creaba una atmósfera poco propicia para su presencia y cada vez más incompatible con su convicciones humanistas y pacifistas, mientras Berlín andaba infestada del patriotismo fanático, el ubicuo científico se desconcertaba de ver como todo el país perdía la cabeza, se decepcionaba de los jóvenes que marchaban orgullosos al frente y lo peor de todo como sus propios colegas como Planck y Haber de plegaban a ella; el caso de Haber era inusual, alemán de ascendencia judía y convertido al cristianismo tratando de asimilarse al máximo, sentía gran orgullo de su grado y posición en el ejército, lo que el genio de Ulm veía como una insensatez, pese al respeto mutuo que se profesaban con Planck y Hubber, pero la peor decepción de parte de Haber, llegó cuando este aprovechando sus conocimientos de química y sus estudios sobre el átomo de cloro y sabiendo de su toxicidad en la forma gaseosa, lo propuso como arma de guerra so pretexto que con su devastación mortal ahorraría muchas batallas y muertes, e inició sus pruebas en el instituto donde ambos laboraban y lo puso a prueba en un campo de batalla en Bélgica en la primera guerra mundial, Einstein que deploraba como se utilizaba la ciencia con una finalidad ruin fue testigo de como el propio Haber dio la orden de lanzar el gas y como su nube tóxica hizo saltar desde las trincheras a los soldados y como murieron unos cinco mil de ellos ahogándose en edemas pulmonares asfixiantes, increpándole luego directamente a su colega y escribiendo en una misiva: “nuestro progreso tecnológico esta siendo usado como un hacha en manos de un demente”. Se tornaba en un pacifista declarado, mientras otros científicos alemanes apoyaban la empresa bélica de su país, él condenaba abiertamente esto como un “delirio epidémico” salvándose de la cárcel debido a su pasaporte de la neutral Suiza a diferencia de su amigo el filósofo inglés Bertrand Rusell apresado por esos días por su posición pacifista. Su punto de vista singular le creó antipatías en Alemania, pero paradójicamente popularizaron su nombre entre el gran público.
- Desde entonces inicia una cruzada quijotesca en medio de ese ambiente belicista y aunque respetaba a sus colegas no los apoyaba en sus ímpetus de apoyo a la guerra, así se topó con un infame “Manifiesto de los 93” firmado por igual número de los mejores científicos alemanes incluyendo sus estimados amigos Planck y Haber; Einstein que se asqueaba de esto, tomó una postura contraria y apertura su propio manifiesto rechazando la guerra con algunos colegas, pero en medio de ese ambiente represivo solo lo firman 4 personas, quedando como un fracaso, estaba ya condenado como un pacifista solitario, siendo percibida esa posición por la comunidad científica local quienes también expresaban abierto apoyo al régimen del orgullo nacionalista, y entonces empieza a ser aislado de esa élite por no comulgar con los bramidos bélicos alemanes, es tratado por los conservadores más radicales como un traidor, hasta incluso después de la verificación de la relatividad general que le trajo el reconocimiento mundial y no evitaron los ataques de intrascendentes y hoy anónimos colegas físicos de pensamiento antisemitas; alguna vez la prensa alemana tituló ante uno de sus viajes: “Buenas noticias, Einstein no regresa”.
- Terminada la primera guerra mundial, persisten los ataques a su persona provenientes de sectores muy concretos, en mítines y foros contra la Teoría de la Relatividad con un fondo antisemita, amedrentando incluso a sus colegas que miraban temerosos para intervenir, luego el nazismo empieza a posesionarse de la vida política y el poder desde la década del 20, siempre encontrando a Einstein firme en su posición principista en todo escenario tanto jurídico como informal y advirtiendo sobre esa plaga nacionalista.
- Desde la década del treinta, mientras Alemania cobijaba el esplendor del nazismo, Einstein ya disfrutaba de la pleitesía popular, e invitado por gobernantes y reyes recorrió numerosos países del mundo, de paso manteniéndose fuera del alcance de la furia nazi; al tomar Adolfo Hitler, la cancillería en Alemania, Einstein y su segunda esposa deben escapar, ya al imponerse con fuerza el totalitarismo en Alemania, crecen las amenazas a su persona en respuesta a sus abiertos escritos y declaraciones antibelicistas, se queman públicamente libros de todo autor judío o antifascista, llegándose a atacarlo como científico en una campaña difamatoria liderada por el físico y premio alemán Nóbel Philipp Lenard calificando a su Teoría de la Relatividad como una de las “chapuceras teorías matemáticas de Einstein” y atribuyéndole como “espíritu asiático en la ciencia” de paso haciendo las serviles loas políticas y personalistas a su Fuhrer exaltando el nacionalismo, tal era la talla lamentable de Lenard, a ello se sumaron profesores y académicos nazis calificando la Relatividad como una física “judía” y “bolchevique”, mientras en la contraparte Unión Soviética estalinista, sus académicos la calificaban como “física burguesa” por supuesto que nadie hacía una análisis puramente científico de la teoría, como si a las verdades del Universo y sus secretos le interesaran nuestros asuntos primitivos.
- Desde inicios de la segunda guerra mundial denunció con la claridad los atropellos del régimen nazi, sin falsas diplomacias ni tibiezas dijo: “Los alemanes, el pueblo alemán en su conjunto, son responsables de este asesinato en masa (en referencia a la masacre en el ghetto de Varsovia), y deben ser castigados como pueblo, si hay justicia en el mundo... Detrás del partido nazi está el pueblo alemán, que eligió a Hitler después de que este hombre hubo dejado muy claras sus vergonzosas intenciones en sus libros y discursos, respecto a los cuales no se concibe la posibilidad de una interpretación errónea. Los alemanes son el único pueblo que no se opuso a la persecución de los inocentes. Cuando estén derrotados y se lamenten de su destino no deberemos dejarnos engañar y hemos de ser conscientes de que emplearon, deliberadamente, el sentimiento humanitario de los demás para ejecutar su último y más monstruoso crimen contra la humanidad”. Los nazis pusieron un precio de 20.000 marcos alemanes a la cabeza de Einstein.
- Tras abandonar Berlín, decide radicar definitivamente en los EEUU desde 1933 aceptando una oferta para incorporarse al recién fundado Instituto de Estudios Avanzados de Princeton en Nueva Jersey, donde residiría el resto de sus días adquiriendo la nacionalidad americana en 1940. Se cuenta que cuando se le consultó sobre el pago que proponía recibir, Einstein sugirió 3.000 dólares anuales, al ver la cara de sorpresa del agente del Instituto, en su ingenuidad dedujo que se había excedido y propuso rebajarlo, pero el salario que le asignaba en instituto fue de 16.000 dólares anuales, una suma muy importante en esos tiempos.
El Pacifista:
- Cuando nada le hubiese costado mantenerse al margen, disfrutando de sus bien ganadas rentas y en su introspectivo mundo teórico, como pocas figuras de tal nitidez intelectual, prestó su altruismo en fines nobles con una dosis de cierto candor y modestia propia de un narrador de cuentos y moralejas. Sus ideas estaban comprometidas en una lucha desprejuiciada por la paz y el desarme mundial, alzando esa voz autorizada y respaldado sin más recurso que su prestigio científico, buen nombre y voluntad para denunciar ante cualquier foro las atrocidades de una eventual guerra y la dominación, en la misma línea que personajes emblemáticos como Mahatma Gandhi y Bertrand Rusell.
- Sobre ello manifestaba: “Mi pacifismo es un sentimiento instintivo, un sentimiento que me domina porque el asesinato del hombre me inspira profundo disgusto. Mi inclinación no deriva de una teoría intelectual: se funda en mi profunda aversión por toda especie de crueldad y de odio. Mi sentido apasionado de la justicia y de la responsabilidad social ha estado permanentemente en claro contraste con mi escasa necesidad de contacto con otros seres humanos y comunidades. Soy en verdad un viajero solitario y nunca he entregado todo mi corazón a mi país, a mi casa, a mis amigos, ni siquiera a mi familia más inmediata. Ante todos estos vínculos he conservado una sensación de distancia y una necesidad de soledad, sentimiento que aumenta con los años”.
- Su recorrido del mundo en esos años sirvió entre otras cosas para manifestar abiertamente su particular filosofía, más pero, hasta en un líder pacifista cabían las excepciones de emergencia; con la intuición en la que en el campo físico era un maestro, y más siendo testigo in situ de los delirios expansionistas y exterminadores Hitlerianos, toma conciencia que la única forma de detener la expansión fascista era una acción extrema. En 1932 se efectúa la primera verificación de la fórmula E = mc² y se cree que es posible fabricar la bomba atómica, al año siguiente el italiano Enrico Fermi bombardea núcleos atómicos con neutrones y queda abierto el camino hacia la bomba atómica
La Bomba Atómica:
- La primera guerra mundial había dejado resentimientos entre los vencidos y los ganadores alimentaron el revanchismo, a ello que se sumaban los choques ideológicos; en 1933 al designarse a Hitler como canciller de Alemania, inicia una agresiva política militarista y expansionista, Einstein es privado de sus derechos y su vida es amenazada, las trompetas de batalla ya sonaban en Europa y él adivinaba hasta donde quería llegar el nazismo.
- En 1939, recibe información por intermedio de su colega y discípulo, Leo Szilard, sobre el descubrimiento de un acelerador de neutrones que podría romper el núcleo del átomo de Uranio, generando dos átomos menores, desintegrándolos y liberando energía de espectacular magnitud como ya lo había visionado él en su universal fórmula sobre Equivalencia; consciente del potencial de tal descubrimiento, estando en pie su gran prestigio es animado por otros científicos en ese año para escribir su polémica carta al presidente de los Estados Unidos en 1939, Franklin Roosevelt, recomendando apoyar la producción de la bomba atómica, antes que la Alemania nazista lo hiciera, escribiendo en los siguientes términos:
“Señor:
“Un trabajo reciente de E. Fermi y L. Szilard, que me ha sido presentado en forma manuscrita, me induce a pensar que en el futuro muy cercano, el uranio podrá transformarse en una nueva e importante fuente de energía. Por lo que parece, algunos aspectos de la situación reclaman vigilancia y, en caso de ser necesario, una actuación rápida del gobierno. Así pues, estimo mi deber someter a su atención los hechos y las recomendaciones siguientes:
“En el curso de los cuatro meses últimos, se ha advertido la posibilidad, por los trabajos de Joliot en Francia, así como los de Fermi y Szilard en América, de iniciar reacciones nucleares en cadena en una gran masa de uranio, mediante lo que se generarían grandes cantidades de energía y volúmenes importantes de nuevos elementos similares al radio. Es casi seguro que esto puede conseguirse en el futuro inmediato.
“Este nuevo fenómeno llevaría asimismo a la construcción de bombas; puede suponerse, si bien con menos seguridad, que existe la posibilidad de fabricar bombas muy potentes de un nuevo tipo. Una sola arma de esta clase, que se transportara en buque y se lograra hacer explotar en un puerto, podría aniquilar todo el puerto con cierta fracción del territorio circundante. Empero, es posible que estas bombas resulten en exceso pesadas para ser transportadas por avión.
“Los Estados Unidos sólo poseen minerales muy pobres en uranio. Existen buenos minerales en Canadá y en lo que fue Checoslovaquia, y la fuente más importante de uranio está ubicada en el Congo belga. En esta situación tal vez parezca adecuado mantener algún tipo de contacto personal entre la Administración y el conjunto de físicos que trabajan en la tarea de reacciones en cadena en los EE.UU. Una posibilidad de conseguirlo sería que sólo usted se lo encargara a una persona de su confianza y que quizá podría ayudar sin desempeñar ningún puesto oficial. Su misión podría ser la siguiente:
“1. Poseer contactos con departamentos de gobierno, mantenerlos informados sobre los nuevos adelantos y formular recomendaciones para la actuación del gobierno, y prestar atención especial al problema a fin de que EE.UU. se halle bien abastecido de mineral de uranio.
“2. Apresurar la labor experimental que se está realizando dentro de las limitaciones de los presupuestos de laboratorios universitarios, y proporcionar fondos, si son indispensables, a través de sus contactos con particulares dispuestos a aportar contribuciones a esta causa; a la vez también lograr quizá la cooperación de laboratorios industriales que cuenten con el equipo necesario. Tengo noticias de que Alemania ha suspendido toda venta de uranio de las minas de Checoslovaquia, que ocupó. Que haya actuado de este modo podría explicarse por el hecho de que el hijo del subsecretario de Estado de Alemania, Von Weiszäker, está ligado con el Instituto Kaiser Wilhelm de Berlín, en el que ahora vuelven a efectuar algunos de los experimentos norteamericanos
sobre uranio.
Muy atentamente.
A. Einstein.
- Aunque es probable que EEUU hubiese pensado ya en la construcción de la bomba con o sin el empuje epistolar de Einstein; los hallazgos de Antoine Becquerel sobre la radioactividad y de Ernest Rutherford sobre el núcleo atómico – trabajos independientes a los de Einstein – determinaban como camino natural el desarrollo de tales armas.
- Entonces nació el proyecto Manhattan en la que no tomaría ningún papel – nunca trabajó en física nuclear – y que reunió a eminentes científicos de diversas ramas y tendencias al conocerse la posibilidad de la fisión del átomo y saber del propio programa nuclear nazi “Proyecto Uranio”, el fin del programa: CONSEGUIR LA BOMBA ANTES QUE LOS ALEMANES. La sugerencia de la fabricación primera de la bomba, en la carrera que Alemania de todas maneras iniciaría, era una cuestión que involucraba la supervivencia de la civilización y la libertad humana, colocándola en manos de las naciones que entonces representaban los valores democráticos ante la amenaza de un totalitarismo peculiarmente demencial. La marcha de los acontecimientos desgraciadamente obligó al uso de tan mortífera arma. Luego de que ya Alemania se rindiera en 1945, Japón embadurnado en su fanatismo místico persistía en la guerra y obligó al gobierno de EEUU en Agosto de ese año a autorizar el lanzamiento de la bomba, entonces Hiroshima ocuparía la primera página de un nuevo capítulo del terror humano, la bomba “Little boy” demoró apenas 43 segundos en caer en su viaje como un jinete apocalíptico, y el primer neutrón se liberó para desatar su letal reacción en cadena, una masa de Uranio de sólo 0,6 gramos arrasó como por voluntad de un Dios pérfido, una población de 70 mil habitantes; al conocer Einstein de la tragedia, le asaltó un conflicto de remordimiento en la conciencia que lo acompañó hasta sus últimos días, tal como ocurriese con Richard Feynman y Robert Openheimer el padre operativo de esa bomba quien luego se negó a participar en la producción de la aún mas mortífera Bomba de Hidrógeno en medio de la no menos delirante guerra fría. Aunque nunca dejará de ser paradójico que quien abrió las puertas de los fundamentos del uso de desintegrar el átomo denostara de su utilización, pero existía una bien fundamentada premonición sobre los nazis y sus capacidades en caso de vencer en la guerra lo que lo llevó con pesar a abandonar en un momento crucial su pacifismo.
La Post Guerra:
- Durante la post guerra siempre en sus opiniones resaltó el valor de la conciencia antes que la autoridad de las leyes y se involucró cada vez más en actividades por el desarme, llegando a ganarse antipatías de los conservadores esta vez en versión de imperialistas, criticando al sistema capitalista y su deshumanización del individuo, asimismo enrostró a los EEUU su actitud pro imperialista de la post guerra para con el mundo y por supuesto que tal actitud no dejó de llamar la atención del nefasto reencarnado de Salem, Joseph Mcarthy quien lo colocó en alguno de sus oprobiosos expedientes como se le hiciera también a su amigo Charles Chaplin.
- En EEUU además siempre se mostró como defensor de las libertades civiles en los años oscuros del macarthismo que a finales de los 40 y principios de los 50 volvía a rememorar los años de histeria de la Alemania nazi, y no abdicó en su llamado a los acusados de no declarar ante el Comité de Actividades Antinorteamericanas del Congreso, que según su criterio violaba sus libertades políticas y personales elementales. En 1945 hizo un llamado a los EEUU para romper relaciones con la España fascista de Franco quien apoyó al nazismo en la Segunda Guerra Mundial, recibiendo el ataque de sectores conservadores anticomunistas; fue un desenlace natural el que la prensa parametrada, sectores radicales y el propio Joseph McCarthy lo atacaran como un enemigo de América en 1953 debido a su postura.
- Aún sin desmedro de reconocer su genio científico, sus puntos de vista en política han sido llegadas a calificarse de ingenuas e imprudentes pero en un análisis a la luz del tiempo transcurrido, la racionalidad y la razón le asistió siempre desde su singularidad de posición.
Sus puntos de vista y actitud:
- Entre las taras a las que apuntó con dedo acusador como causas de infelicidad y obstáculos para lograr progresos en la cultura y la paz colectiva, señaló a los nacionalismos fanáticos y sus fronteras, el militarismo, el servicio militar obligatorio al que consideraba una afrenta a la dignidad humana; él mismo, que vivió sin nacionalidad algún tiempo así opinaba:
“Dicen también, y con razón, que el mayor obstáculo que se opone a la paz es el espíritu nacionalista tan exagerado que se encierra en esa palabra tan sonora y mal empleada: patriotismo, y ello no se debe sólo a las intrigas de los políticos ambiciosos y sin escrúpulos, sino también a la indiferencia y a la debilidad de los ciudadanos… “
“El nacionalismo es una enfermedad infantil, el sarampión de la humanidad...”
“Nuestros libros de texto glorifican la guerra y encubren sus horrores. Inoculan el odio en las venas de nuestros muchachos. Yo quiero enseñar la paz, no la guerra. Quiero inculcar amor, no odio”.
“Que un hombre pueda disfrutar mientras desfila a los compases de una banda es suficiente para que me resulte despreciable. Le habrán dado su cerebro sólo por error; le hubiera bastado con la médula espinal desprotegida”.
- Einstein alertaba sobre la inflamable mezcla del nacionalismo y los arsenales nucleares hasta ser una potencial amenaza a la supervivencia de la especie humana. En 1946 asumió la presidencia de la Comisión de Emergencia de Científicos Atómicos a fin de impedir una guerra nuclear, era además un crítico del escaso impacto de los intentos de conversaciones de paz de entonces; alguna vez mencionó: “Al desarme material, se insiste, ha de preceder el desarme espiritual”; lanzó por esos años, el Manifiesto Rusell-Einstein llamando a los hombres de ciencia a expresarse contra la proliferación del arsenal nuclear en un documento que inspiró las Conferencias Pugwash que en 1955 recibieron el Premio Nobel de la Paz., aunque tuviera una tibia respuesta por parte de los mismos hombres de ciencia.
- Einstein asumió el estrellato que le significó la inusitada fama, con esa simplicidad muy propia de él, es sabido que las mentes de volátil fragilidad, quienes viven un romance perpetuo con la involutiva estupidez humana, sucumben ante la promiscua seducción de la fama, convirtiendo a antes sumisos y acomplejados hombres en petulantes primates de mentón imperial; la mente más grande del siglo XX recibió las palmas del reconocimiento con indiferencia rutinaria y casi bucólica sencillez, lo que agiganta mas aún su emblema estandarte.
- En estos tiempos de una humanidad sumergida en la ambición fratricida por el poder, de amor inescrupuloso al placer más procaz, de silencios cómplices ante las conveniencias, el ejemplo del hombre que sobre su prestigio como prodigio de las ciencias físicas construyó una filosofía de sentido ético y humanista en su condición de hombre comprometido con la vida y la dignidad humana, reclamando para la civilización un sistema apoyado en la justicia, paz y la cultura, se levanta como un espejo de magnitud cósmica y atemporal disponible como una brújula secular para generaciones enrumbadas y para quien se proponga seguirla. Su pacifismo, expresivo con la sencillez y profundidad de una parábola bíblica no necesitaba de larga ni pretenciosa retórica, como lo sintetizara alguna vez el gran pensador Bertrand Rusell: “Lo que más llamaba la atención acerca de Einstein era su intuición penetrante en relación a la física, además de su simplicidad y sinceridad en todas las cuestiones personales”. Su vida integra con casi todos sus aspectos, es una muestra que las capacidades instaladas y disponibles para abordar una empresa en el hombre pueden llevarlo – de explotar su talento y coraje en todo su potencial – a las cimas más altas de las posibilidades propuestas.