- Existen aún dentro de los capítulos más bochornosos del recorrido humano, personajes que pueden evocar el orgullo de especie en el repaso de sus vidas. En medio de un pesimismo que encausa hacia la mismísima misantropía consecuente a nuestros actos de barbarie, se puede rescatar en ellos, un saldo elocuente en el balance final de su paso por los dominios del primate mayor. Es el caso de Oskar Schindler, hombre de negocios alemán, quién debió sobrevivir con su familia, primero a la pobreza como inevitable tributo a la Primera Guerra Mundial y al Crack de 1929, tiempos desde los cuales empezó a cultivar una provechosa amistad – en todo sentido – con familias judías, en especial con los hijos de un rabino vecino suyo que llegaron a ser sus mejores amigos de juventud. Luego de surgir como próspero empresario en el rubro familiar de la agroindustria, alcanzaría a rozarse socialmente con las más altas esferas del partido nazi al que se afilió – como debía hacerlo todo alemán que quería vivir sin contratiempos en la paranoica Alemania de los años 30 – tiempo después. Podría su inscripción en el partido de la diabólica esvástica considerarse una estrategia de supervivencia de las que hay que echar mano cuando se está en el lugar y momento equivocado de la historia, y aunque su vida tampoco estuvo exenta de aspectos mundanos propios de su estirpe mas humana, finalmente no se impidió una profunda reflexión sobre la demencia en medio de la cual vivía.
- De personalidad emprendedora, gran bohemio y mujeriego – lo que de alguna manera toleraba su esposa –, con gran sentido de la oportunidad en los negocios, incluso la SS lo tomó por informante debido a sus contactos con los ricos judíos y polacos con quienes frecuentemente trataba por sus negocios, hacía incluso de alcahuete de altos oficiales del ejército para con las apetecible damas de alta sociedad alemanas. Pero Schindler empieza a escribir su sobresaliente capítulo al estallar la Segunda Guerra mundial en 1939 con la invasión a Polonia – producto de la cual se decomisaron las propiedades de casi 60,000 judíos polacos y se traspasaron o vendieron al gobierno y ciudadanos alemanes – y capta una gran oportunidad para el lucro haciendo negocios con el ejército alemán, al adquirir a buen precio una fábrica en Cracovia que elaboraba utensilios de hierro esmaltado para cocina y transformarla en fábrica de utensilios que abastecería a la temible Wehrmacht que por entonces imparable aplastaba todo a su paso en el frente. He aquí que tuvo una visión muy peculiar para sacar partido a esta situación de una forma bastante Sui Generis, es que al resultar caro emplear alemanes comunes en ese tiempo de guerra donde escaseaban, dedujo sería provechoso de paso desde el punto de vista humanitario, emplear a prisioneros judíos los cuales evitarían así terminar en los Campos de Concentración donde tendrían inevitable nupcias con la muerte. Como narraba después una de las sobrevivientes: “De Auschwitz solo se salía por la chimenea”.
- Para ello negoció en tal sentido con el Comandante del Campo de labores de Plaszow, el cruel Coronel de la SS Amon Leopold Goeth, un eficaz depredador de Campos de concentración en Polonia, quien tenía la particular costumbre de levantarse temprano para practicar tiro al blanco en los prisioneros que deambulaban y “apurarlos” en el trabajo. Plaszow era un Campo desde donde se enviaban trenes con prisioneros hacia los Campos de Exterminio de Auschwitz, Treblinka y Sobibor, allí en Plaszow, el promedio de vida entre los prisioneros era de menos de un mes. Schindler pretendía arrendar mano de obra judía para su fábrica, seleccionando entre los prisioneros a un hábil contador llamado Itzhak Stern que le sería bastante útil en muchos de sus propósitos de manejar las cifras humanas y contables, así obtiene para empezar, 300 trabajadores quienes laboraban en el día y volvían de noche al campo bajo vigilancia militar. Por supuesto Goeth y otros jefes nazis recibían a cambio, la persuasión monetario de parte de Schindler por cada trabajador, que en realidad eran descarados y humanitarios sobornos; pero al ir el curso del conflicto desenmascarando la verdadera naturaleza ideológica y operativa de la política alemana respecto a los judíos, se despierta en Schindler lo más noble de su espíritu y poco a poco el interés por generar ganancias quedó supeditado al de salvar vidas. Si bien inicialmente ocultó también a ricos inversores judíos, luego amplió esa actitud a todos sus trabajadores jugando al filo de la navaja, fue detenido dos veces por la GESTAPO y liberado gracias a sus conexiones influyentes entre altos oficiales, y siempre terminaba convenciendo al corrupto y brutal Coronel Goeth para ceder en sus pedidos y proteger así a mas hombres, como cuando pidió mantenerlos en un ambiente cercano para ahorrar tiempo en llegar al trabajo, el soborno fue moneda corriente en sus actos y se extendió a los guardias también. Pese a que obtuvo producto de sus negocios una respetable riqueza, decidió quedarse cuando fácilmente pudo haber emigrado a un lugar seguro, y estuvo resuelto a gastar ingentes cantidades para sobornar a los nazis y mejorar la calidad de vida de sus judíos en alimentos.
- Una anécdota contada por Abraham Zuckerman, un sobreviviente de su empresa que pasó cinco años de su adolescencia en campos nazis, detalla: "Habiendo guardias SS, el nos decía 'Buenos días'. Como sabrán el fue un fumador y muchas veces él tiraba el cigarrillo en el suelo después de sólo dos fumadas, porque él sabía que los trabajadores lo recogerían inmediatamente. Para mí fue un ángel. Debido a él me trataron como a un ser humano. Y gracias a él he sobrevivido … ".
- La relación entre Schindler y los oficiales nazis llegó a ser tensa en un momento, más aún cuando su fábrica cambia el giro de su producción hacia el delicado rubro de producción de municiones de artillería para la Wehrmacht, con ello de paso podía solicitar mayor número de empleados que salvarían de su viaje en el tren de la muerte. Schindler tuvo la arriesgada desfachatez de sabotear – con las precauciones debidas – intencionalmente con defectos de fábrica la producción de proyectiles de 88 mm y 75 mm.
- Otras estrategias para sus fines – siempre en combinación con el fiel contador Stern – fueron bajar edad de ancianos y aumentarla en niños, registrar como obreros a profesionales y artistas, demás esta decir que el trato en su fábrica distaba de lo que sufrieron el resto de millones de judíos en desgracia. Cuando el curso de la guerra se puso cuesta arriba para el Reich, a estos no les alcanzó el tiempo para maquillar lo indisimulable y las tropas soviéticas llegaron a liberar Plaszow el 19 de enero de 1945. El miserable Goeth fue después juzgado por un tribunal polaco y ejecutado en 1946.
- Finalmente la cantidad se seres que evitaron un destino predestinado por la insanía antisemita fue de aproximadamente de 1,200, pero terminada la guerra, el propio Schindler quedaba en bancarrota y pasaba a ser un potencial prófugo y delincuente de guerra por ser miembro del partido Nazi. La película del genial Steven Spielberg, “La lista de Shindler” – con brillante actuación del actor Liam Neeson – que describe su historia, alcanza dos momentos enternecedores que estremecen hasta la médula: Cuando conocida la derrota de Alemania y debe huir después de despedirse de sus judíos, estos le regalan un anillo impreso con una inscripción proveniente de un fragmento del Talmud judío “Quien salva una vida, salva al mundo entero” y le es entregada una carta exculpándolo de crímenes contra los Judíos, atestiguando su trato humanitario y recomendando ayudarlo, luego en ese momento Schindler en un acto de altruista remordimiento observa una de sus insignificancias bisuteras – su alfiler nazi – y se lamenta en medio del llanto de no haberlo gastado en salvar una vida más.
- Durante la etapa que siguió a la guerra, los fracasos fueron la constante en su vida, intentó ser productor cinematográfico, no puedo ingresar a los EEUU por su condición de ex miembro del partido nazi, fue mal visto en su propio país, más aún por atestiguar en contra de los genocidas alemanes en los juicios a criminales de guerra, por lo que era considerado como un traidor. Viaja a la Argentina donde se dedica modestamente a la agricultura ayudado por algunos judíos, y en 1957 se declaró en bancarota y viajó nuevamente a Alemania ya divorciado de su esposa y se establece en Alemania Occidental, donde recibe el mecenezgo de una organización judía para invertir en la industria del cemento, en ese trance, su socio comercial en Alemania al enterarse de sus actividades pasadas y su homenaje recibido por el gobierno de Israel, rompe la sociedad y nuevamente Schindler se declara en bancarrota en 1961. En esos tiempos como una forma de desahogo se dedicó a dar rienda suelta a su instinto Bohemio, pero el agradecimiento de los judíos del reformado estado de Israel no lo olvidaría, ya desde 1955 lo eximieron de la persecución general a todos los nazis y luego algunos de los sobrevivientes crearon un fondo para su manutención y Moshe Beijski – un sobreviviente de su fábrica – que llegaría a ser juez de la alta corte de Israel, le envió voluntariamente 3000 dólares, que gastó en pocas semanas. En 1960 el gobierno de Israel reconoció hondamente su iniciativa salvadora para con los prisioneros de Plaszow y lo declararon en un reconocimiento extraordinario “Justo entre las Naciones” por el memorial de Yad Vashem el 1 de julio de 1967, después tuvieron la deferencia de permitirle plantar un árbol en la Avenida de los Justos, en Jerusalén.
- Fallece en Octubre 9 de 1874 en Hildesheim, Frankfurt por insuficiencia hepática a los 66 años en la mayor indigencia, siendo sepultado en el cementerio católico de Jerusalén. Desde siempre había sido honrado y venerado en todo el mundo por sus judíos y había él elegido ser enterrado en Jerusalén donde estaban los que consideraba su hijos.
- No han faltado quienes han puesto en duda sus actos, entre otras cosas por haber tenido un afán lucrativo de negocios, prever que Alemania iba a perder la guerra, pero como se recuerda, finalmente sus egresos en especial en sobornar militares fueron tan generosos que lo llevaron a la quiebra y el inicio de sus actos se remontan a los momentos en que Alemania ganaba la guerra aplastando el frente oriental, en la realidad arriesgó la vida en el peor lugar del mundo para los judíos que fue Polonia, con una habilidad muy particular: protegiendo, sobornando, negociando, y todo en camaradería con los nazis.
- Los bienes hallados entre sus pertenencias incluían recortes de periódicos, fotos, cartas, y la famosa lista que se encargó de escribir a máquina al contador Izhak Stern en 1944, se supo que incluso intentó vender su historia al Cine por medio del director expresionista alemán Fritz Lang en los años 50. Finalmente el abogado y amigo de Schindler, Irving Glovin que conoció a Oscar en 1963 y compró los derechos de la historia y de la película en 1980. La lista de Schindler permaneció durante años en un apartamento de Hildesheim, donde vivía una pareja de amigos del empresario, al fallecer la pareja, sus familiares entregaron las pertenencias de Schindler al diario alemán Stuttgarter Zeitung, quien a su vez las hizo examinar por expertos en el Holocausto, quienes lo declararon auténticos. Póstumamente los reconocimientos no dejaron de llegar y su viuda Emilie Schindler, recibió a título póstumo el premio de los Derechos Humanos que por vez primera otorgó la Asociación de Sudetoalemanes en Munich, Alemania y la película sobre su vida acaparó siete premios Oscar.
- Cualquier apología sobre su gesta – refrendada y puesta en evidencia por la historia – quedará corta para describir fielmente la magnitud de su inmenso acto, pocos ejemplos de altruismo humanitario moderno han llegado hasta el sacrificio de los bienes materiales más últimos y al riesgo del propio pellejo en tan arriesgadas circunstancias. Este paradigma que se alza como una incandescente luz en medio del capítulo más oprobiosamente oscuro de nuestro salvajismo documentado, nos devuelve la fe en un corrompido proyecto que algunos insisten en llamar Ser humano.